Recorro baldosas azules. Geografío el espacio y en bucle rodeo la columna gris con la pretensión de dibujar una espiral. Entreveo dos o tres infinitos fijados en sigiloso silencio en mi cuerpo, cosmogonía en movimiento, se ubican en la misma paradoja de siempre. Interpelada sin palabras, advierto una pequeña vibración, sin nombre, viviendo en el esternón. Lentamente empieza a agitarse en trayectoria errante, asciende y desciende removiéndolo todo, hasta llegar a los rincones sin memoria. Despoblada de absolutos, se inicia la revolución entre los entresijos taciturnos y la materia se desploma, cae deshecha al pavimento y desaparezco. Y aún así me miras.
fábrica de memorias
Caja de secretos
Convertida en caja de secretos,
guardo tu nombre entre el silencio.
A través del enrejado calculo,
cuantas palabras me separan de ti.
Cien cajones cerrados,
colmados de misterio
invocan albas no respiradas.
Perfume dulce extraviado.
Mirada detenida en un segundo inhalado con fuerza.
Dos segundos y desaparezco
hasta perderme dentro.
Un minuto para atesorar,
convirtiéndome en arcón de enigmas.
Inspiro en la madrugada y sigo
contando palabras.