Éones

Eónes ruborizados se contornean en los aledaños de mi talle, coreografían danzas atávicas y se aventuran a transitar la habitación roja. Mi mirada sigue el delicado itinerario de sus perfiles. Descubiertos en su afán se suspenden en el intervalo de un segundo, inmóviles. Entre carcajadas atonales se (re)sitúan virando hacía su izquierda, para dedicarme una melodía, tenues apuntes, ensayos relegados, suaves notas que inundan la habitación roja y me dejan, por unos instantes, en silencio.

Ser de agua

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Soy un ser líquido que zozobra entre derivas des-limitadas, como Alicia cruzando el espejo. Contemplo y me adentro entre los hilos acuosos, cruzo un umbral; borbotones alegres me reciben susurrando palabras quietas, sosiegos apagados y calmas armónicas. Una carcajada brota y observo a lo lejos a las aguas bravas, en reposo, sonríen y me nombran apellidos pasados, apelativos añejos perdidos en algún camino.

Sí, es un adiós.

Hoy soy un ser de agua. Detengo un presente entre las palmas de mis manos, sin itinerarios señalados y con un mapa sensible por transitar.

¿Es mañana cuando sale el arco iris?

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¿Es mañana cuando sale el arco iris?

Te preguntas en el silencioso rincón en que te acoges, mientras transcurre el instante del canto rodado en incesante raudal. El agua. El ser de agua. Esa sustancia que te inunda, asiduamente, por entre las costuras de ti misma y te desborda entre las cifras y las letras. En el soplo de aire que te queda, evaporas unas diáfanas gotas al viento de la primavera. Eres fuego ahora. Y te deshaces de costuras, de cifras y letras quemándolas en la hoguera.

Se disipan tus cenizas en el intervalo de una pregunta, ¿Es mañana cuando sale el arco iris?. Eres caos. Un amasijo sin forma girando sobre sí mismo, entre un millar de preguntas sin respuesta, un todo sin nada. Entre la vorágine, la confusión y el desconcierto se contiene la forma, la claridad y la potencia que te llevan a coser, un día más, tus costuras, tus cifras y las letras que te explican. Inesperadamente, en el trayecto, te envuelve el arco iris y tu piel irisada sonríe a Céfiro.

A la primavera

Cambio de estación. ¿Hacía donde nos lleva hoy el tren?. Pues no tengo ni idea, sólo sé que he de subir, que los trenes pasan en ese minuto obligado que quizá no se vuelva a duplicar. Sujeto firmemente el pasamanos y en un pequeño salto ya estoy dentro. Sin dirección pero con propósito transito los espacios que me acogen. Se acercan hacía mí unas notas huídas del corsé de su partitura, alegres y libres, en cascada resuenan invocando a la primavera, pero no a cualquier primavera sino a la que invita a la liberación. La danza en cadencia las va transportando, una a una las notas adheridas al cuerpo estallan en perfiles lejanos para ofrecernos el rostro de la ofrenda. Con las “primaveras” entre mis manos no puedo sino ofrendarlo como regalo al equinoccio, para que sea propicio este año.

Play!

Cierro espacios.. tela a tela,
Alambres blancos enredados…
Hace frío..
Me cubro con la tela, rosa fucsia.
Sigo desmontando años..
Y sigo pasando frío..
Desarmo contigo.
La piel nota una nueva cicatriz,
la miro..
Suena una canción..
susurras letanías
Le explicas: me voy…
yo sé.
Quizás…
sí, pero me voy.
El rojo sigue siendo rojo,
y tu golpeas la tecla: Play!

Las naranjas y sus mitades

soldemedianoche

Soy naranja entera, sí. Hace años… ahora ya, muchos, soñaba con ser media naranja. Porqué sí, estaba escrito, filmado, cantado que las personas somos sólo mitad, esperando anhelantes una parte que no estaba en nuestro interior. Un porción que nos complementa, que nos hace SER. Ser, en mayúsculas, o eso decían. Con lo complicado que es ser. La búsqueda ha sido ardua, a veces, desesperante, triste, vacía y, seguramente, sin sentido. Después de muchas cáscaras derramadas, esparcidas en el camino, descubrí que estuve demasiados años preocupada por ser mitad, sin pensar que cada uno de los gajos que me forma, es una pequeña mitad de muchas otras naranjas, mandarinas e, incluso, fresas. La multiplicidad invadió mi vida, multiplicándome a mí también hasta conseguir la esfera cítrica soñada. Soy naranja entera sí, pero no nace sólo de mí árbol, también estás tú.

La rendija azul

Despierto por la mañana y no te encuentro escondido en la rendija azul del mediodía. ¿Te habrás ido? Extrañada recorro los espacios donde habitualmente juegas a velarte. Los signos son débiles y me conducen cada vez más lejos. Sigo caminando empeñada en acertar con la clave que me oriente, pero las huellas se van borrando a mi alrededor. No hay nada tangible que me conforte, nada a lo que aferrarme, nada que pueda tentar, acariciar, tañer, rozar, rasgar o asir firmemente. Los sostenes se han convertido en humo desarticulado, en partículas casi invisibles que se evaporan, una a una, una a una. Sentada en blanco reconstruyo desde la nada infinita que me envuelve, reclamando en clamor sin afinar. Paro de caminar y desde el asiento del quejido sordo recorro ahora cercos no (re)conocidos, no proyectados, sin formas definidas y te veo a lo lejos. Tampoco tienes forma, te has convertido en partícula sin denominación. Y en la pregunta se detiene un mundo ¿Cómo llamarte? Sin repuesta posible o sin la posible respuesta mis caos habituales se convierten en orden, en un orden deshilachado de la memoria rasgada. Céfiro sopla y trazo a trazo, la rendija azul se convierte en guarida secreta de vorágines imaginadas.

Eres tierra inmóvil

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Imagen010Eres tierra inmóvil, un saco de raíces desangeladas que lucha en el vórtex de la desilusión. Quieto, inamovible, estático, durmiendo por no despertar los sentidos que te recuerdan un dolor lejano. El onírico rizoma se ha vuelto raíz, resecándose lentamente, como sin querer. Te has quedado enterrado, tan quieto. Ves pasar, de lejos, sin acercarte a mirar, sin tocar, sin probar nada que se aleje cinco milímetros más allá de los límites conocidos. En la barrera. Te hallas en el linde desde donde avistas la procesión de sonrisas y sueños desplegados en un mapa que no sabes recorrer. Y no lloras, ni sufres, ni padeces nada, por que ya estás en ella, creyéndote protegido e inviolable en ese plástico trasparente que te envuelve. Mira! ¿Hay algún matiz en ese negro?.