Abro la contraventana de mi vida,
observo como las palabras e imágenes serpentean entre la brisa.
Es medianoche, y aún así, un fulgor ilumina su baile.
Al capricho del viento se ordenan,
se acomodan dóciles a tu pensamiento.
Recito sus nombres.
Me regalan un gesto, leve, tenue, mínimo.
¿Cuantos años hace que nos conocemos?
Me sonríen sin responder y siguen con su danza.
Ha llegado el momento,
subo a la silla,
me siento en el alféizar,
un instante..
en mitad del vórtex.
¿vienes?