Navego entre nebulosas, a 39 grados y en línea de flotación permanente. El viaje entre el mercurio me oprime y mis movimientos quedan limitados, me he vuelto mínima. Mínimamente, todavía respiro, mientras vivo a cámara lenta y los sonidos reverberan a mí alrededor. No encuentro ninguna salida que me lleve a ti. ¿En que parada me dijiste que te encontrabas? Soy despistada y perdí el mapa, lo siento. Dejo que mi cuerdas vocales marchen haciendo contrapesos por el hilo rojo, tratando de localizarte entre cajas y recuerdos. Entre el gris denso, adormecida y sin voz, sigo tejiendo filamentos nublados, transparentes puentes, oquedades y anhelos.