La distancia logra un sueño: cerrar la carne viva.
Someter la herida abierta,
sangrante y llorosa de ausencias.
Sigo así el itinerario de una cicatriz
con la mirada,
puedo reseguirla sin temor e, incluso,
llenarme de nostalgia…
Olga Taravilla Baquero
La distancia logra un sueño: cerrar la carne viva.
Someter la herida abierta,
sangrante y llorosa de ausencias.
Sigo así el itinerario de una cicatriz
con la mirada,
puedo reseguirla sin temor e, incluso,
llenarme de nostalgia…