¿Cómo mido la distancia que me separa de ti?
Me coloco entre la mesura y la medida. Entre la contención y la magnitud. Con la cinta métrica marco y señalo latitudes, longitudes y trayectos entre los dos términos. Sin duda es infinitamente más grande de lo que puedo imaginar, todo siempre es mucho más grande, me dirija hacia dónde me dirija, en horizontal, vertical o en espiral. Bueno. Sí. Quizás para la espiral necesitaré un poco más más cinta métrica. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire a la espera de conocer los milímetros seguros a recorrer. ¿Existen?. Sí, esos milímetros seguros que esperas. Quizás no. Sigo mi tránsito en el círculo que me define y me explica, como si nada más pudiese hacerlo, lo cruzo de todas las formas posibles. En los círculos no existen aristas ni esquinas que facilitan la huida, para escapar solo cabe saltar al vacío de una dimensión inmensurable. Me detengo situada en el borde de la circunferencia, mirando hacia ti, desconociendo, me desconozco. Me desnudo lentamente despojando años de miedos para averiguar tu nombre. ¿porqué no?. Salta. Y en ese salto sentirás el vértigo situado en una profundidad emocional de difícil acceso. Solo durará esos segundos. Nada más. Pero la emoción será tuya. La tomas entre las manos y la miras. Conoces su nombre. Te has situado en otra figura geométrica de difícil definición. Levantarás la mirada y volverás a medir y mesurar. Detenidamente. Una vez más.
¿Cómo mido la distancia que me separa de ti?