Contornos magentas

Estás situada en el mirador de un nuevo verano. Te gusta mirar, contemplar detenidamente el espacio, la luz, el color y anhelar. Sí, saborear los contornos del perfil que se empiezan a dibujar en el deseo del pequeño suspiro, de los tres segundos sin tiempo, de ese momento preciso en el que todo se suspende. Quietud. El sosiego del instante justo que no es perfecto.

Es.

Sé.

Y en ese ser derramas el agua en la que navegar. Tomas el timón. ¿Era hacía el nordeste? A veces no conoces las direcciones del viento, tampoco te preocupan demasiado rumbos o sentidos. Sabes que tienes que embarcarte y lo haces, entre un mar infinito de posibles rutas. Subes a la embarcación, te sitúas en la quilla, el viento de céfiro sopla simpático y alegre. Inspiras. Abres el estante donde se guardan los sueños. Ríes porque el azar ha dejado el color magenta en tu camino y en su forma se dibuja el corazón que guía las maravillas por inventar. Respiras. Un, dos, tres, resuenan las notas y coreografías porvenires.

¿Vamos?