¿Plantamos?

Estoy en casa, sentada en tu ausencia. Hace algunos meses que la comodidad se ha adueñado de casa. Ando despeinada y en pijama, cruzando espacios anidados y miro como crece la planta. ¿Cuánto tiempo hace que está conmigo?. Piensa. Sí, desde el atardecer en que te perdiste en aquella bruma extraña. Casualidades. Llegó a casa por azar, en momento de fractura. Era un resto solitario, desprendido como sin querer, arrancada de la tierra que la nutría. Nuestras miradas se cruzaron y se sonrieron, se venía conmigo, estaba segura. La acogí entre mis manos, suavemente. Dulcemente le hablé al oído para calmarla con ensalmos. Te sembraré, te curaré y crecerás conmigo. Desde entonces, cada día le dedico un leve roce, una sonrisa y una palabra, la más dulce que puedo darle. Ella me mira y crece. No necesito nada más, mirarla y sonreír a su lado.