Yo trajino

Salgo al balcón, el mundo trajina, siempre me ha gustado el término trajinar. Verbo enunciado por mi madre desde mi niñez, ella siempre trajina. Moverse, mover los espacios, de derecha a izquierda, de arriba abajo. Removerlo todo, una y otra vez, hasta mirarlo todo en éxtasis. Era así como tenía que estar. Y en ese estar, miles de mariposas pasan sonriendo a mi alrededor e invaden mis espacios. Entre tanta mudanza, a veces deseo residir en un espacio inmutable, a veces pienso en parar, en quedarme quieta, como esperando que el planeta gire sin mi presencia. Esconderme en ese rincón, de esquinas blancas, aguardando que el tiempo me encierre en su burbuja. Pero.. sé donde están los alfileres, sí, en esa cajita roja. Me acerco lentamente, prendo uno y la burbuja se deshace en millones de gotas de agua que invaden el resguardo y riegan la planta que crece feliz a mi lado, en esa casa donde sé que puedo trajinarlo todo.