raiz

Singular mundo

H ace algunos años habitaba en una campana de cristal, rígida y frágil. Ya os he hablado alguna vez de mi mundo singular. Aunque no sea siempre el mismo. Mudable, versátil, tornadizo y a veces inestable. Fue y sigue siendo todo un universo. Extraño, misterioso, absurdo. Hoy resigo, bajo la yema, su diferente interior, es de forma esférica, aunque no lo parezca por su nitidez y ductilidad. Ya no es una campana de cristal en la que adormecerse en sordina. Ahora es particularmente maleable, elástico y dócil, singular. Un juego entre lo extraordinario, la soledad y lo raro. Un número gramatical que se comprende en el plural.