Pigmentos

casa11
Te encuentro en mitad de la noche sonriendo, apacible, por fin. Tu mirada me habla de sueños remotos, biografías aunadas, del intervalo parpadeante en que te conocí, de una escisión exacta, solicitada. Oscilo en mi cumbre, mecida entre luces. Alumbran nuevas topografías.

¿Cuál era tu nombre?

Asciendo dos medidas más. Los peldaños me llevan hasta el pigmento verde, emulsionado con aceite de linaza. Pinto con él toda la estancia. Curioseo entre pinceles, disolventes y envases buscando el rojo. Cuando lo encuentre caligrafiaré a Céfiro en mi puerta verde, bajaré de la cumbre, encenderé la luz y me acomodaré en tu instante.